La nobleza masculina no implica tener llenos los bolsillos sino más bien mostrar la intención de ofrecer lo poco o mucho que dispongas.

Cuando dos personas acuerdan una cita íntima a través de un sitio online o pagan la cuenta a medias, se huele poco romanticismo en el aire. Seguramente, poca caballerosidad puede esperarse en este tipo de encuentros. Pero no todo tiene que ser tan extremo. Tampoco es cuestión de poblar el planeta con Romeos (de hecho, la otra mitad no está compuesta de Julietas).

Ni siquiera estamos pensando en que se desangren luchando por la elegida. Sólo se trata de hacerla sentir especial, regalarle algunos halagos y al menos una vez cada quince días, acomodar su silla al momento de sentarse para demostrar que están interesados en su bienestar.

Aunque compartan los gastos de la cita o ella no tenga que esperar como Penélope el llamado de su galán para poder concertar una segunda salida, eso no implica que el hombre sea relevado de toda caballerosidad. Abrir la puerta del coche, dejar que ella ordene su plato primero, son pequeños detalles que hablarán de tu amabilidad y buena predisposición.

De hecho, conocer algunos otros consejos sobre métodos para hacer que ella disfrute estar contigo, te serán de utilidad para encarar cualquier situación de la vida cotidiana con respeto, dignidad, tacto y elegancia.

Olvídate del dinero. Los caballeros no nacen de billeteras repletas, sino de intenciones sinceras. No se trata de cuánto tienes para ofrecer, sino del deseo de brindar lo poco o mucho que tengas, tanto en tu bolsillo como en tu corazón.

Chequea estas cinco premisas:

  • Un caballero se destaca entre la multitud, habla con propiedad y elocuencia, sabe como lidiar con una situación cuando todo se complica, sin sudar ni arremangarse la camisa. Invita a su eventual pareja al cine, pero permite que ella cancele la cuenta del bar, si es que insiste en hacerlo, porque sabe que ella se gana su propio dinero y entonces elige cómo y con quién gastarlo.
  • Un caballero es un gran escucha. Es capaz de dejarla hablar hasta que complete la idea, sin interrumpirla ni hacer muecas con cada frase que oye pero no comparte. Puede tolerar la espera de su turno de diálogo para exponer con tranquilidad su propia visión del tema. Pocos hombres son los pueden con este desafío.
  • Un caballero siempre presentará a su compañera eventual a las personas a las que saluda en una reunión o fiesta. Y tendrá en cuenta si ella se siente a gusto compartiendo esa charla o prefiere hacer otra cosa, como bailar o salir a tomar aire. Un hombre noble se asegura de que ella tenga su copa llena, disfrute la comida o le consigue un cigarrillo si se le antojó fumar y su caja está vacía. Y nunca jamás se atreverá a deglutirse el último bocado, la última cerveza o el último cubo de hielo.

cena

  • Un caballero tendrá cuidado de sus movimientos en la calle, cuando esté acompañado. Salivará cerca del cordón, cerrará la puerta del auto tras asegurarse que ella está perfectamente acomodada, hablará bien de las personas que se cruza y jamás preguntará cuántos hubo antes que él.
  • Un caballero no menosprecia a sus semejantes, ni cuenta chismes sobre los demás. A veces puede permitir que ella pague la cuenta. Y nunca cruzará el umbral, atravesará la puerta o pasará antes que ella.

ser caballero

Ser un caballero es una forma de vida, una estrategia que incluye y nunca desprecia, más allá del sueldo que reciba, de su origen o de su orientación sexual. Siempre pensará primero en lo que su compañera eventual necesita, pero estará atento a dejarla tomar el mando, si es lo ella que prefiere.